Cuando el texto de la vida no viene muy bien lucido, sin que sepamos dar explicaciones de por qué esa torcedura en la normalidad y en la bondad, podemos recurrir a otros expedientes. Me acerco a la librería N. de V. No compro nada, finalmente. Son demasiados los libros que tengo, que tengo que leer, y tampoco hay ninguno que me convenza del todo hoy, conforme voy h/ojeando. Luego está la cuestión de los precios, que no se indica, lo cual me parece una pequeña trampa psicológica en la raíz del marketing... Me fijo en la crónica de los años 40 en Almería, en un estudio etnográfico sobre la minería en Sierra Almagrera, en un Diario del cuerpo de D. Pennac, que si es un Diario referencias si que me interesaría , pero que si es una modalidad de diarioficción, no. Para eso tengo el mío, que miente más que cuenta.
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