Estoy leyendo la brevísima autobiografía del escultor (nada naïf) Pedro Gilabert. Despues de recorrer los párrafos sencillos, reiterativos (como exorcizando el olvido), hímnicos, me encuentro con un fragmento sobre la guerra y la paz sencillamente demoledor. Poco valen las indiferencias de los sabios y los poderosos (Proyecto Manhattan: el fáustico científico y el psicótico guardián) contra las demndas simples del cuerpo y el alma: cifradas en paz.
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