Existe muy probablemente un pensamiento sin proposición emitida, puramente privado: el último.
Lo anterior se basa en una extrapolación quizás indebida, en una inducción extraña que efectuamos a partir de nuestra experiencia intramundana. No sé explicarme mejor... Un pensamiento aproposicional, una descripción impropia indecidible.
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A mi hombre (el objeto fingido de la narración) le preocupa la falta de memoria, y no recuerda por qué. nada diré de su falta de inteligencia y belleza. En verdad que mi hombre es un antidios, compuesto de antitrascendentales. Es moderno, no medieval.
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Medité rápidamente y creí conocer que la maldad consiste en irreflexión, en un aceleración de la conducta. Mal no como carencia, de bien o de ser, sino como perversión del ritmo del tiempo. Otra manera de nombrar al estrés. Si la paz define lo bueno, la prisa define escenarios de violencia. Tampoco sé explicarme mejor. Las prisas.
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