Ah qué ignorantes que somos, tan ajenos a las modas del mercado de la cultura. De tan agrestes, se corre el peligro de que nos convirtamos en sabios de viejo cuño. Cínicos franciscanos; escépticos..
La ira, el mal viene de la estúpida soberbia, de la negra presunción, de la sombra fatua. Luego viene el arrepentimiento, la conciencia de que el enfado no era necesario para nada, la conciencia, de cuño biológico, de que la voluntad, o da un puñetazo o perdemos nuestra honra. Buenos sí, no bobos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario