Las dos entregas de las Memorias de Castilla del Pino (Pretérito imperfecto; Casa del olivo) son piezas magníficas de la historiografía literaria del siglo XX español. Tal es la cantidad y calidad de la información (debe haber reelaboración e información subsiguiente a los hechos; no puede tratarse de memoria pura), el número de lugares, fechas, temas y, sobre todo nombres, que valdría la pena indexar, analítica y onomásticamente los dos volúmenes.
No consigo, al respecto, encontrar el lugar donde habla Castilla del Pino (detalladamente, aparte de los asuntos académicos) del psiquiatra Antonio Vallejo Nájera. ¿Falso recuerdo mío? Sí que aparece una graciosa anécdota: cuando, con ocasión de unas oposiciones a cátedra del susodicho, su hijo Juan Antonio, entonces en la carrera de Medicina y luego también psiquiatra, rajó las ruedas del coche de uno de los ?candidatos?
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