23 de enero de 2013

Paradoxas

Nos parece llamativo que el presunto discurso libre, el de la filosofía, se viera aherrojado por la filosofía tomista más pedestre, y que el discurso cerrado, represor, psiquiátrico, pretendiera endulzarse me imagino que no mucho, con la mediación del mismo doctor de la Iglesia. El Tratado... de V. N., de 1944, de todas formas es inencontrable.


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