En 1499, el inquisidor de Córdoba fue destituido después de ser considerado culpable de fraude y extorsión. Su sucesor, nombrado en septiembre de ese año, fue Diego Rodriguez Lucero. En poco tiempo, Lucero comenzó su propia carrera de extorsión, arrestando a ciudadanos principales por motivos insignificantes o con pretextos falsos con el fin de apoderarse de sus propiedades mediante confiscaciones. Miembros prominentes de familias de cristianos viejos quedaron pronto atrapados en las redes de Lucero y una atmósfera de terror se apoderó de la comunidad. Esa, al menos, es la imagen que nos han transmitido sus oponentes... (H. Kamen, La Inquisición española, pp. 74-75)
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2 de diciembre de 2011
Infamias, más
Córdoba, c. 1500:
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