Proyectan por La 1 uno de esos filmes que debe visionar obligatoriamente todo docente de secundaria, a fin de implementar adecuadamente sus clases: Grease. En esta posible versión moderna musical del cuento de Cenicienta, el príncipe objeto de deseo pertenece al mundo de los malosos del mundo exterior, y que representan una tentación irresistible para las inocentes (ejem) jovencitas (re-ejem) del internado. No en vano el piloto de carreras, a lomos de caballos y más caballos de vapor metalizados, será quien redima a la jovencita de la vulgaridad de su destino, unificando milagrosamente matrimonio y potencia fálica. La ñoñería de diálogos y actuantes, y una escenificación hortera hasta el abismo, no debe equivocar al intérprete acerca de lo que está en juego: la guerra de sexos.
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