26 de diciembre de 2011

De autofictione, o de por qué empecé a escribir (en) un blog (¿diario?)

La novela española que confirmaría esta sugestiva idea es El año que viene en Tánger, de Ramón Buenaventura, cuyo protagonista posee una envidiable vida erótica que justificaría de sobra el cotilleo compulsivo y la chismografía en que suelen degradarse algunas lecturas autobiográficas al uso. Lástima que Alberca no dedique más atención a esta paradigmática novela y prefiera analizar en profundidad modelos mayoritarios (Cercas, Vila-Matas, Marías, etc.) que corroboran de antemano todas y cada una de sus tesis críticas.

En España, y supongo que en el mundo, debo ser yo, investigador ¿fracasado?, casi seguro, quien más páginas ha escrito* sobre la novela de Buenaventura, unas ¿cien?

*Inéditas, y no son tantas como me pensaba. Una treinta y tantas. Ya ha pasado tiempo...

***

Lo siento, pero yo a este señor Zizek no me lo puedo tomar en serio. Dejé de creer en algún recodo de la existencia, pero sigo entrando a las iglesias con respeto. Pero no me puedo tomar en serio a quien hace gestos así: es un impostor desde que asoma por la cara.

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