La rubia cineasta polaca afincada en M. me va cayendo mal por momentos. Sin motivos, como pasan estas cosas. Pero es aficionada a los libros (nunca lo pensaría: por su carácter y por el peinado de mortíferos tirabuzones que lleva) y cuando entra en una librería toma un libro de pintura, de Hopper, "uno de mis pintores favoritos". Libro que, por cierto, yo tengo.
Nunca se sabe.
Aclaro un día después: libro que no tengo. El que tengo es uno sobre Magritte en la misma editorial.
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