Descubro mediante su temprana muerte (50 años), que el traductor Miguel Martínez-Lage, gracias al que he podido leer a Coetzee (entre otros autores) en un espléndido castellano, llevaba meses escribiendo un blog (Días impares) desde su refugio en las desérticas tierras almerienses, donde trataba de reconfigurarse a sí mismo tras diversas rupturas de distinto signo. Además de la fascinación necrófila que procuran unos textos ya clausurados por la muerte del autor, su lectura en sí resulta muy recomendable. (horrach)Estas cosas no se dicen, por Dios... Y encima anoche lo del Madrid...
Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
21 de abril de 2011
Jo, qué mal rollo!
Lo siento, pero lagarto lagarto y cruzo lo dedos y toco madera y todo lo que haga falta...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario