24 de abril de 2011

Autoficción, de otra época

Digamos que la base del trabajo es la existencia, la copresencia o simultaneidad de tres realidades: la story life/History life, la autobiografía de signo referencial y la narrativa de ficción. Del glissage entre el discurso que dice verdad sobre sí, el género autobiográfico in extenso, y el relato novelístico surge el nuevo territorio: un híbrido que juega en los márgenes de la realidad y la responsabilidad por los nombres, los hechos, las proposiciones emitidas. La autoficción, en suma. Una nueva realidad genérica, una especie que surge de entre las ruinas culturales, teóricas, históricas, lo que queramos. Quizás surja de la multiplicación de la escritura... Ahora bien, este nuevo territorio puede servir de batería conceptual para el estudio de otras realidades. Más bien. Para ser devuelto, con sus juegos (espejos, identidades, ambigüedades, etc.), al ámbito inicial: la experiencia de vida, hacia la existencia que en principio no demanda narración más que si el investigador social la interroga o la reconstruye indirectamente a partir de otros documentos disponibles. Entonces surge otra cuestión: ¿en qué sentido es trasplantable la mecánica discursiva del nuevo género, la autoficción. a la vida común, prenarrativa? Puede ser por el orden del relato o por su materia... ¿Gana algo el investigador con ello? Es otra pregunta que se plantea a continuación... Llegué a pensar que no, merced a los déficits culturales (filosóficos, científicos, teóricos en general) de los narradores de prestigio. Mal puede avanzar la investigación, mi propia investigación, si la simpatía hacia su objeto desparece como por mal ensalmo. Quizás me equivoqué en la muestra.

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Recordar estas cosas me puede provocar algo de desazón, por qué no decirlo, pero tampoco puedo evitar que me haga gracia y recordarlo con cariño, y hasta tratarlo (médicamente, aunque no quirúrgicamente) como una historia, la mía personal, no cerrada. La prueba está en esto mismo que he escrito antes de los tres amables asteriscos. Aparte, por qué no también, de que se podría pensar en que toda teoría consiste en ficción. Ah!. ¿que lo dijo Nietzsche? ¿Que en esa angustia vivimos? Claro, de haber despojado a la teología de sus vestiduras y haberla sustituido por el carnaval de las ciencias humanas.

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