24 de abril de 2011

Journal psycho-physique, XX

Casi 50 min. Nublado, casi cerrado. No me gusta mojarme (cuando salgo a correr). Ahora llueve, Bueno, chispea, como se dice. Buen ritmo (entendámonos), razón por la cual a los 45 min. me da una semipájara. Ahora silencio, el runrún del ordenador y las gotas nada más que adivinadas de la lluvia de abril. Pd. Los perros no son amigos de los runners, aunque éstos sean de su misma secta. Doy fe.

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Como a dos kms. de aquí, decámetro arriba o abajo, hay una casa que parece que no está habitada, y en la casa un portal, como debe ser, y en el mismo portal hay varios rosales enredados formando todos juntos uno enorme. Están justo al lado de la carretera, y aunque no creo que por allí haya mucho tráfico (aparte de los ingleses y algún indígena remanente) se nota que las flores están descuidadas. Me dieron ganas de robar una (¿qué juez mundano me iba a imputar por ese delito?). No lo hice, puesto que soy un hombre con principios, con algunos principios (los finales son otra cosa), aunque normalmente trato de aguantármelos. Preferí dejar las rosas como estaban, expuestas al aire y al paso de los coches y los perros, también de algún observador que escribe luego. El día que yo note que quieren ser robadas, que alguna de ellas quiere que yo la tome (esas cosas se notan), cogeré una.

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