El crimen no se cura con leyes, sino con penas.
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A partir de ahí, ponga usted en marcha el generador verbal, marca Ramón Llull. Basta con que tire de la correa hasta que a la segunda, la tercera o la décima oiga un runrún mecánico y desacompasado de motor viejo. La máquina irá sola y empezará a tirar adagios sin frenos, escupidos como cohetes en verbena o petardos ruidosos en una feria de la escritura. Además, haciendo los ajustes oportunos que se detallan en el manual de instrucciones, podrá fabricar todos los temazos de reggaetón que desee, tú sabes, brother?
Brom, brom, brom... Con penas no, con crímenes se curan las leyes.
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