10 de marzo de 2014

Sin lo que no

La única manera de que la razón, por lo menos la mía, no se disuelva o disperse en su innombrable contrario es a través del díalogo. Los alienados no conversan, entrechocan monólogos a los que pretendemos darles visos de poema. Sí, hace treinta años que murió Foucault, autor paradójico del Discurso de la locura. (Sí, es curioso que en el inicio de la modernidad, o sea por vía impresan, vengan de la mano, salvando los años, el Elogio de la locura de Erasmo y el Discurso del método de Descartes. Aquí parece que llegó más la obra del primero. Por algo será. Quizás a cuenta de la quimera del oro que vino de América y nos desrazonó de todas todas.)

Un sintagma en una canción de Franco Battiato: "el esoterismo de René Guenon", creo escuchar.

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