La doble espiral nietzscheana:
Cada doble giro del dolor induce uno en el pensamiento, que a su vez induce un doble giro en el dolor. Así sucesivamente, espiralmente. El sufrimiento va menguando con las fuerzas, y por lo tanto también los productos del pensar. Cuando ambas funciones, el padecer y el cogitar, se igualan a cero, se encuentra la muerte.
¿Te vas a creer tú que escribir no es un micropacto fáustico?
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