O de la abogacía del diablo:
Si yo fuera un observador externo (esto es, dios o un
economista neoliberal) tendría la tentación invencible de cerrar los centros de
enseñanza. Total, para lo que sirven y el interés que ponen sus clientes. No
son rentables, son carísimos... Si yo fuera un dios, qué me iba a importar lo
que dijera de Mí Tomás, o de qué les iba a servir a los componentes de la
cadena de montaje y servidumbre, pensaría el ilustre economista.
***
Se conoce a un individuo mucho más por la lista de la compra
que por sus poemas, lo mismo que a una civilización por sus vertederos de
basura antes que por sus templos.
***
Un frente nuboso cubre el sureste peninsular.
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