13 de abril de 2011

La felicidad del texto

Foucault sobre el ordoliberalismo (neoliberalismo) germánico, y europeo en general, sobre todo después de la II GM. No se trata de que el Estado acote un espacio para el mercado y sus reglas. Sino, muy al contrario (y aquí sospecho yo de Foucault) que el mercado diseña el todo social (el marco), de modo y/o manera que toda la práctica del gobierno queda marcada (orientada, definida; v. gr., la política agraria común de la Unión Europea).  No un claro del bosque para el intercambio; el bosque mismo queda sometido al orden, es un decir, de la competición/competencia. No es un estado de hecho; corresponde, esta idea del mercado, a, en efecto, un tipo ideal weberiano que además es praxis política (exigencia de realización).

Sospecho de Foucault: entre las líneas del texto asoma una leve inquietud. Quizás la forma darwinista de pensar, derrotada, en los campos de batalla, se hizo carne, descendió desde los infiernos, en los despachos de las burocracias económicas de la reconstrucción, poniendo una parte de sombra a los diversos conatos keynesianos y el welfare state.

***

Julio Cortázar, La vuelta al día en ochenta mundos.

No hay comentarios: