5 de abril de 2011

Escolar... y algo un poco más personal

Sobre el mismo texto de Nietzsche ("La `razón´ en la filosofía", en El crepúsculo de los ídolos) van tejiendo los años su tela oscura. No hay aburrimiento en la repetición de lo mismo. No hay un mismo, un texto idéntico que no cabe más que memorizar. En realidad el texto no se memoriza nunca, por lo menos yo soy incapaz. Se quedan algunas expresiones, nada más... En torno al mismo texto, renacido cada primavera, vamos añadiendo nuestra experiencia o nuestra ingenuidad, lo que aprendemos en otros textos o en cualquier otro sitio. Me di cuenta esta mañana, en la clase, mientras subrayaba y anotaba en rojo (color que normalmente sólo utilizo para corregir exámenes) en las cuatro páginas del capítulo. El mismo N., el otro N.

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Encuentro (conferencia, comida posterior) con los dos poetas jóvenes granadinos. Me gustaría haber hablado con ellos bastante más, la verdad... ¿Al chico también? Me dio la impresión de que sí. Otra vez será, espero.

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Más personal:

Esta cita de Lichtenberg que encuentro en El cultural de El mundo, 1-7 de abril de 2011, en un texto de I. Echevarría con el título de "El yo menguante":

“Mientras dura la memoria varios hombres trabajan dentro de uno mismo: el de veinte años, el de treinta. En cuanto ésta falla, uno se empieza a quedar más y más solo, las generaciones de yo se alejan y se burlan del viejo inerme. Sentí eso con gran fuerza en agosto de 1795”.

La escritura más aparentemente actual, un pensamiento (¿una entrada de Diario?) que se refiere a 1795, se revela finalmente como la más exenta del tiempo. El tiempo será una ilusión o un a priori, la burla es real y duele.

En el mismo texto de I. E.: la idea, a partir de una novela de E. Taylor (la otra), de las múltiples proyecciones o, más bien, reconocimientos del yo: en el marido, en uno mismo, en los nativos. Cualquier falta en esas instancias ¿externas? implica la consiguiente merma del yo.

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Por último, y también muy personal ergo común:

Los gestos y rostros que antes nos indignaban se ven entregados a una indiferencia liberadora. Yo me entiendo y con eso basta.

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