13 de abril de 2007

... para bellum

(Amor y guerra)

Escribe lo que escucha, lo que ve -sin entender: diálogos inconclusos, palabras a vuelapluma.

No aprehendido, lo que es pasa de largo: los ojos.

Tampoco entiende lo que (le) pasa.

No (se) es mejor que ellos... un poco peor, quizás, porque no se está muerto, viviendo -ya, del todo- el silencio... olvidada la querencia de las respuestas, destruido el cuerpo (holocausto).

Igualmente, del mismo modo: en los no-lugares (Marc Augé) la muerte, el horror: la selva de Conrad, los aeropuertos, las estaciones de tren, los edificios del progreso: vuelve la religión, la cara odiosa. (Se es libre al cruzar la plaza de la iglesia. Al escuchar las campanadas y preguntarse qué ocurre, y seguir andando.)

***

Joseph Brodsky: un lujo para la inteligencia -del lector, de la humanidad: en dos colecciones de ensayos, Menos que uno (ed. Siruela) y Del dolor y la razón (ed. Destino). Aquí el alma encuentra su gemelo, ya que no su igual: descreimiento y compasión por los padres; esto es, hacia sí mismo... sin los padres.

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(Trabajos)

Viernes: no es el nombre del Deseado, en esta Isla. Sino el día que señala el fin de semana, el día sin nombre francés.

Harto de libros y de bibliografías, no pudiendo vivir sin ellos. Un procedimiento sin sustancia: ¿un proceso? Amén.

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La enemistad es tan fácil. La guerra contra el amor, la pasión fría que va disgregándolo todo.

1 comentario:

conde-duque dijo...

"Siempre he envidiado a aquellos personajes del siglo XIX que eran capaces de volver la vistra atrás y distinguir los hitos que marcaban su vida, su desarrollo. Hay hechos que marcaban sus vidas, su desarrollo" (Menos que uno, J. Brodsky).
La autobiografía como ficción, dividida en capítulos con su planteamiento, nudo y desenlace...