29 de julio de 2013

Ser mónada



(De aquí.)

La ventana indiscreta. La indiscreción en la mirada subjetiva o en el objeto puesto. Indecidible. En todo caso: un relato realmente amargo, más allá del pecado de voyeurismo y la resolución del suspense. La existencia determinada como apariencia, el dolor solo un poco por debajo de la epidermis. Quien contempla debe entregarse a la desesperación, y sin necesidad de mirarse a sí mismo. Le basta con una ventana para observar, no necesita espejo.

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