Viendo la portada está claro que el maquinista es un psicópata que ha logrado justamente lo que busca: llanto y muerte. Un terrorista, el único responsable. Todos los demás fulgen de blanca inocencia. Todo el dolor para las víctimas, todo el asco para el sensacionalismo. Por un lado están las lágrimas, por el otro la bazofia.
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