Almeriense, sí, y de Albox.
Existen, por lo menos, un par de leyendas acerca de mis
paisanos: la primera, de signo espartano, dice que al nacer los arrojan contra
la pared, a ver quién sobrevive, y que ese es el que vale. La segunda,
consonante en cierto modo con la primera, sostiene que cuando los americanos
llegaron a la Luna, supuestamente, ya se encontraba allí un albojense, un “alma
de Dios”, vendiendo mecheros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario