Blogger me avisa de que las leyes europeas, Dios las bendiga, me obligan a que avise a mis improbables visitantes y/o lectores de que mi blog usa cookies, pero a mí su aviso, incompetencia mía, seguro, no se me pone en la cabecera
Este juglar canadiense me planta en una melancolía mucho más dolorosa que la soledad. En la soledad habitamos una isla, pero la melancolía nos recuerda el continente perdido.
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