6 de octubre de 2006

Relecturas, rectificaciones

  • Contrahechura/Contrafacticidad: Esto es, deberemos efectuar una clara distinción entre nuestra realidad física de esclavos del cuerpo, por una parte, y todo aquel conjunto de aspiraciones utópicas que pertenecen, soñadas, a las decisiones infantiles, aquéllas que sostiene el niño cuando le preguntan "qué" quiere ser de mayor, y lo piensa. Esa proyección casi nunca se realiza en la forma primera que reviste, y que dura muchos años, y a veces toda la vida. Milagrosamente -la técnica, la sorpresa- la aspiración se actualiza, "al volver la esquina", con una imprevista vestidura, aunque la materia es idéntica, y esto último es clarísimo.
  • Pero los sueños no se realizan: esto sería una simplicidad de la propaganda política, una más de las facetas del instrumento mentira. Lo que ocurre con el sueño, más bien, consiste en que se recuerda en lo que tiene de esencial, cuando señala a la "propiedad" o "autenticidad" vital: denostadas, con razón, palabras, de secas a causa del abuso de la producción-consumo de objetos fungibles-felices: auténtico sería el que consume más, el rico, el novedoso.
  • Como antiquísimo lector de E. Bloch, me parece que apuntaba a algo bien diferente: experimentum-novum-spes. No estaba libre de trampas, tampoco: ha de arrojarse la escalera una vez que se ha subido. ¿Cuándo se ha subido?

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