La primera vez que leí algo de La edad de plata, pues no me convenció nada el libro de Mainer. Leí algunos capítulos que me interesaban (yo era tan iluso que pretendía investigar; o sea, fusilar los textos de otros). No hallé gran cosa de provecho. Yo iba buscando tesis o al menos hilos en el texto de Mainer, y o no estaban o yo no era hábil para encontrarlos.
Ahora que he retomado el libro, en mi Public Library, me parece un texto fascinante el de Mainer: por su estructura aforística, de estampas temáticas, cronológicas o lo que sea. También: ahora que ya no investigo nada, pues no sé qué iba a encontrar yo buscando no sé qué, ahora voy y obtengo una confirmación intempestiva, seguramente visceral (como yo soy) acerca de mi idea de las autoficciones post 75, y más de las post 80 y 90: su absoluta inanidad, comparando con la crisis entre siglos (XIX-XX). Con la efervescencia ideológica (en el buen sentido), quiero decir.
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