8 de febrero de 2010

Comprendiendo la teoría de la relatividad, II

Descomprendiéndola, más bien... Lo que cualquier hijo de vecino o ciudadano de una culta y desarrollada república o estado social y democrático de derecho logra adquirir en virtud de sus derechos constitucionales (i. e., entender la teoría de la relatividad especial de A. E.), yo llevo cuarenta y tres años lamentables sin visos de conseguirlo---

Claro! También hay una narrativa implicada aquí, en la tarea de esta comprensión.

Me digo: Sé humilde: cualquier adolescente entiende esto mejor que tú. Sé generoso: intenta ponerte a su altura.

"Imaginémonos un tren de 5.400.000 kms. de longitud que marcha rectilínea y uniformemente a una velocidad de 240.000 kms. por segundo" (Landau/Rumer). Me cuesta un poco imaginarlo.

2 comentarios:

José Antonio García Ramos dijo...

Es mucho más difícil de comprender:
-quien hizo la luz
-adonde va la luz
-para que es la luz
-de quien es la luz
-donde termina de andar la luz(nadie me diga que da vueltas sobre sí misma)
-que coño hacemos en el universo(con la luz)

Martín López dijo...

Ya, pero la cosa (la relativista, la de la historia de Einstein) tiene su aquel... No ya por la paradojas que genera, y que suponen experimentos inim aginables: viajes casi a la velocidad de la luz en trenes de una longitud imposible. No por eso, sino porque a pequeña escala nos hace desconfiar de los relojes de pulsera y de los metros de platino iridiado guardados en... Son útiles, y lo seguirán siendo, pero sin la exactitud del patrón-luz, cuyo fautor... Bueno, Einstein dijo que Dios no jugaba a los dados: o sea, que existía, que en el mundo había orden, matemático o ingenieril si así lo queremos. pero no azar.