25 de noviembre de 2009

Leyendo las Leyes

Sin querer comprender. Aprender sí. Como si fuera tu único libro...

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Me avergüenza casi todo. Será por lo poco que alcanzo a explicarme.

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No se es nadie, y no puede uno ni pensar en compararse. Me avergüenza casi todo.

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Le doy vueltas a un cuento de Cortázar (figura en La vuelta al día en ochenta mundos). ¿Que quiere significarse con la mano?

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Las alegrías presentes anticipan las sombras de muy pronto: muy de Schopenhauer, según lo interpreto yo.

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Un prurito de exactitud a la hora de enfrentarme a los escritos. Casi nada. Me avergüenza casi todo. Si tuviera que componer un himno sería el de mi propio desprecio irónico. No sería muy diferente de esto que escribo y que no pienso. Si pensara valdría menos aún. Pero yo con el verbo valer estoy pensando en una cosa distinta. No me preguntes cuál cosa: distinta y basta.

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