9 de noviembre de 2009

Espejos

Los jóvenes nos piden que nos pongamos delante de un espejo, para que nosotros mismos nos creamos nuestra convicción.

El esclavizado por las ocurrencias del brujo de la tribu posee más libertad real que el ciudadano de las tecnoeconomías -aseguró el reaccionario. (Sotto voce: al primero no le han dicho que el mundo es maravilloso, ni le han predicado la peor religión, la que pretende no serlo, la tecnolatría modernista.)

Estaríamos en las cavernas si no hubiera arriesgado la humanidad, sustrayendo fuegos divinos cada vez que hacía falta (Prometeo, Theuth, Gutenberg, Berners-Lee y otros). Estaríamos, es verdad. Pero es que no vamos a otro sitio.

Satisface, al respecto de lo anterior, a los espíritus pesimistas (realistas) la constatación de que el youtube permite acceder a todo el mundo al conocimiento de la estupidez y salvajismo humanos, como sabe cualquiera que lee sus emails a diario (¿cómo no voy a comulgar yo?) o conoce de alguna manera los reality shows japoneses.

Ciudadanos bouvardpecuchetianos de nosotros mismos, con que nos asomemos a una ventana que no da a la calle.

Nos dedicamos a leernos y decirnos cosas terribles. ¿Tendrá lo nuestro algo que ver con la verdad, con esa vieja indeseable?

Antihomeopático: la inteligencia humana, una enfermedad; la conciencia de ella la redobla, remedio no hay.

Las palabras se resisten, y más cosas que hay. Escribe frases cortas, como corresponde a los tiempos de crisis. También puedes leer a Strindberg, Beckett y Ionesco. Deshazte también de papeles viejos y no esperes grandes cosas. Te puedes aburguesar, o achimenear, como dicen en hermoso verbo neologista. Nadie te va a culpar.

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