Lo peor de la conversión histórico-filosófica del arte del diálogo en Dialéctica: la represión del prurito investigador (re-buscar: research, recherche), por mor del prestigio pretendido del sabio. Se introduce en o más bien con el platonismo una jerarquía* justo donde no se debe, pues prácticamente todo ciudadano tiene la capacidad de cuestionar, y de seguir cuestionando, con sentido. Se liga el saber a la Academia, sacándolo para siempre de la conversación en la plaza o en el salón. Hay quien vale para eso. Yo no.
* No tanto por el elitismo y segregacionismo educativo cuanto por la distribución clasista de los espacios del saber. Así, lo que era ilustración se convierte en secta. No estamos lejos de Marx, de los que el siglo XIX (ha pasado tanto tiempo que quizás tengamos que volver!) pensó.
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