Marc Augé
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Son constitutivos del lugar: la identidad, la relación, la historia; sucede justo al contrario con los no-lugares, escenarios de dispersión y exilio. Parece muy fácil ligar el conjunto de espacios con significado a la noción de patria o de infancia.
Podríamos añadir, junto a la diferencia correspondiente entre público y privado que anota Augé, la tensión entre naturaleza y arte, dependiente -al final de todo- de la oposición entre verdad y falsedad, de la definición oscilante de verdad: entre lo que se revela o manifiesta y su correlación proposicional (la figura o eidos de la que no podemos determinar su autonomía o su diferencia posible, la que crea entre lenguaje y realidad; vid. Janik/Toulmin, La Viena de Wittgenstein).
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De una manera cálida nombramos nuestro deseo como paisaje: a él pertence lo poético y la muerte, la vida y la prosa.
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