27 de junio de 2013

Divina simultaneidad

El verano hierve a rumores de conspiración. De las iglesias o contra ellas, abriendo pasillos al inframundo del sexo y el dolor. Pues nada sagrado nos parece ser ajeno. Los abogados cierran un contrato con los poetas. Estos callarán a cambio de que les dejen tranquilos. Los hombres maduros, comensales curtidos, discurren mientras los jóvenes miran al cielo desde la banda de asfalto.

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