Entre lo impenetrable de las intenciones lingüísticas ajenas- que consideraba un espejo satisfactoriamente fiel del sus acciones
la felicidad que se obtiene al entregarse a la facilidad del hablar y el escribir- una vez que se despreocupa de la vida.
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Creía que hablaría y escribiría tanto mejor y más poético y más claro cuanto más hundido y ansioso y abismado estuviera.
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