Para que un estado criminal se generalice, se precisan un par de elementos: a) gentes de ideas con buena conciencia para barnizar, edulcorar, ocultar, etc. los hechos, da igual que sean gentes religiosas o ateas; b) una población diseñada como ad hoc para un experimento Milgram (esto es, nada de maldad en las raíces del alma, sino un ejército de gentes silenciosas y normales; como una mayoría moral, de la cual pueden surgir espíritus "banales", Eichmanns a demanda, según necesidad).
Sin mentar a los grandes planificadores y ejecutores, sine qua non.
(El cap. primero del libro de Gonzaĺez Duro resulta alucinante en muchos momentos: el encierro del magistrado en una especie de subsuelo o casa de muertos durante la guerra.)
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