Quienes quedaron en el Estado español convivieron con los intentos de homogenización y rectificación ideológica, volviendo a retomar la filosofía escolástica y desnaturalizando los progresos en las disciplinas científicas, las ciencias de la salud mental entre ellas. (...) Una nueva psiquiatría «nacional», tras la depuración o exilio de las personalidades más notorias, de ideas republicanas o liberales la mayoría, se abría paso ocupando cargos relevantes en las universidades y hospitales. (En: I. Markez: El joven Garma...)
Markez menciona expresamente el caso, entre los psiquiatras conservadores, muy conservadores, de Vallejo Nájera y sus investigaciones acerca de la relación entre mentalidad política y debilidad mental. O sea, el síndrome del rojo tonto.
1 comentario:
No es un sindrome,es solo un síntoma.
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