9 de noviembre de 2011

Autoconfesión privada

Conocía a un maestro que tenía un alumno que no sólo era más inteligente que él (predicado no difícil en su caso), sino que era incapaz (por falta de experiencia epistemológica) de entender las cuestiones que le planteaba su discípulo. Pero no le importaba no saber responderle (tal evento lo resignaba), sino que llegara a no importarle lo maravilloso que es que un discípulo inquiera y juzgue.

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