27 de noviembre de 2011

Domingo por la mañana

Sol. Dios. Mundo.

Islas no griegas,
vino y sangre,
esperanza
de un mundo nuevo.
Un mensaje.
¿Quién lo trae?

***

Comprendí en un sueño -el despertar me dio para una alegoría mínima que engramé en la memoria- el significado de mis acciones: distribuía porciones de alimento entre los pequeños, oscuros y pobres seres que no tenían más que la noticia de lo que yo podía darles en un país remoto del norte, y por eso encontraban la fuerza para ponerse en marcha. Tenía yo por seguro que lo que hacía se iría sabiendo (extendiéndose somo un reguero de pólvora santa ???) y que, finalmente, este conocimiento común de mis pequeñas faltas, esta bendita prevaricación que a ellos les permitía seguir viviendo, al final, digo, se volvería contra mí y acabarían echándome del puesto. No podría seguir haciendo el bien.

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