Que nada ni nadie te aparte o distraiga de la obra. El fin justifica los medios. Otros tendrán más éxito con sus ficciones, que tu obra sea más verdadera y católica. Que la imposibilidad de encontrar
un tema no te distraiga de lo importante, la
ausencia de tema, del oficio sin meta de la escritura,
tú, escribano de aldea, tan semblable cuando te contemplo en el espejo.
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