Gracias, Señor, por no haberme obligado a creer demasiado en Ti. Si creo, lo hago libremente. No forzándome, me has vacunado contra las prédicas inquisitoriales de estos imbéciles. Platónicos analfabetos, ceensores de corazón, con m*** en el cerebro.
No encuentro yo gran diferencia entre las ideologías de ahora y las religiones de siempre. Aire de biempensantes, de mendaces.
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