30 de noviembre de 2010

Necio

(Platón, República, Leo Strauss) Soy un ignorante como una catedral, que con mucho, con muchísimo esfuerzo, se va enterando de la importancia de dos o tres palabras. La "ciudad" y las "artes", p. ej. Su origen común: como domesticación del espacio y de la naturaleza, respectivamente. Si es que no se trata, real y radicalmente, de lo mismo. Soy tan ignorante que me cuesta casi una vida comprender la conexión necesaria que existe entre un rascacielos y un laboratorio (¿farmacéutico?); entre la colmena de abejas laboriosas (gregarias) y el dominio de los sabios (expertos, especialistas, gerentes, etc.), de aquellos que son capaces de ocupar un sitio privilegiado en esa (¿esta?) distribución social en la cual sólo de manera nominal corresponde el dominio a la política. La verdad de la naturaleza social es, malgré tout, su conformación últimamente aristocrática, elitista, cínica.

2 comentarios:

Gregorio Luri dijo...

Pero es que eso, amigo, es ser filósofo: redescubrir continuamente, como Sísifos de las ideas, lo evidente y, a pesar de todo, aún sabiendo que nunca sabremos un carajo, no darnos por vencidos.

Martín López dijo...

Un honor que me diga eso. Y por supuesto inmerecido. Pero gracias.