Cuando me lo propongo soy un pésimo observador. Me dejo llevar por prejuicios e interpretaciones. En lugar de guiarme por la serenidad, la madurez, la seguridad.
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No me fío nada, y a veces me fío menos. (El perro ha desaparecido. ???)
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En el momento de máxima desconfianza, por dialéctica necesidad, me sereno y se me aguza la capacidad de observación, dejándome ir por lo que venga...
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