Yo no vivo, lo sé, le doy cuerda al reloj de los padres (mi pudor quiere llamarlo deuda) con el fin de que pasen las horas y poder recolectar unas pobres impresiones y luego convertirlas en estas frases de las que me gustaría que se desprendiera alguna idea, y que ésta fuera tan visible como la hoja que cae del árbol en otoño para aviso del mundo.
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