A veces se adueña de nosotros una claridad sin fisuras. Necesidad del juego limpio. Y no.
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Viendo el plano (tamaño 2 x 2), las veces que él no me mira a mí, me doy cuenta de que el hotel está más o menos donde Cristo dio las tres voces y luego no quedó ni el eco. Eso sí, el estadio del Benfica no me queda lejos, ni la Praça de Espanha.
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