3 de octubre de 2010

Florilegio, II


La cita, de la p. 48 del libro de Perec (Un hombre que duerme), debe pertenecer al momento de la conciencia del paseante en que ya ha aceptado su derrota: no hay nada que recordar, que recuperar, que tener. Haberlo pensado así (i. e., creer en la promesa de las ganancias; que desear es casi tener-ya-a-la- mano) no supuso más que una pérdida de tiempo. Que quizás solamente se justifique por el progreso en espiral de una reflexión que se va resignando a su negatividad. SzT.

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