4 de julio de 2010

Mochuelos con retardo

Mirando las fotografías en sepia del cosmos, de un tiempo ido y para un espacio inimaginable en sus medidas de la unidad seguida de muchos ceros, de muchísimos ceros altamente significativos porque éstos sí que están a la derecha (como si dijéramos los brazos diestros de la infinitud del señor hacedor de todo), entregándome a este entretenimiento de hombre solitario y decadente me digo que quizás no importe demasiado el hecho de llegar a comprender los acontecimientos demasiado tarde. Ni siquiera (la comprensión) en un crepúsculo de entreluces, sino en la ribera misma del sueño. Para olvidarlo (aquello que medio he comprendido) de manera inevitable al día siguiente. Un tipo de lucidez, hay que decirlo también, que no nos vuelve mejores porque nos hace desgraciados según una inercia terrible, sin reverso.

No hay comentarios: