11 de septiembre de 2011

Patada a seguir

Si se rasca un poco se puede hacer de cualquier cosa (res, inespecífica) un judío, y así recuperar los residentes de la urbe su condición lobuna y sentir en sus entrañas el bullir de la sangre perseguidora Vs. la sangre perseguida.

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La ingenuidad de Aristóteles. ¿De veras? Quien vincula la filosofía a la satisfacción de las necesidades básicas (la teoría a la economía; el estado del bienestar a los imperativos macroecónomicos cumplidos) está dando pie a que pensemos en cuál puede ser el sentido de una actividad libre y de unos hombres ociosos al margen del estrés del puro laborar de hormigas, día tras día, vida tras vida, China en nuestros corazones. El sentido, yo te lo digo, ninguno. Ahora bien: recuerde la humanidad esta caída. Cuando siendo libre o teniendo unos espejos y unos espacios de libertad, de puro pensamiento que juega y que no quiere nada (no cambia por dinero su juego de niño) tomó la decisión, por malicia io por incuria, de volver a ser asiática, esclavizándose. Este antihegelianismo de la historia presente, la regresión, también antimarxista, a modos de producción, ideologías, etc. que creíamos extinto, está ya contenido in nuce en el nexo aristotélico entre trabajo y teoría; la tragedia del hombre maduro en los festejos por el nacimiento del niño.

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