24 de septiembre de 2011

Larga noche de la elipsis

El último festejo taurino de la historia en Cataluña, oí que decía la locutora de no recuerdo cuál noticiario de la tv. Igual si me hubieran dicho que la tarde del big crunch (momento que antes se conocía como Juicio Final; Dios no había sido derrocado de la conciencia), a las cinco de la tarde, volvería, en La Monumental de B., seis toros seis...

La última vez en la historia... ¿Qué significa esta extraña metafísica?

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En la portada de El mundo, diario sintomático donde los haiga (y sé lo que estoy diciendo), han plantado la posibilidad, merced a la celeridad de los neutrinos, de efectuar viajes en el tiempo. Igual que si el quotidien del insigne hubiera regalado paquete completo de cigarrillos aliñados con resina o polen del cacao de los hombres malos. Igual me hubiera parecido. Estupefaciente. Ahora que somos pobres, conviene irnos de aquí. No en el espacio, sino en el tiempo (o para siempre: proyecto de una ley para una muerte digna; remember La fuga de Logan). Por cierto que hay elecciones el 20N, efemérides de ausencias. Brillar de cuchillos en todas las cenas de empresarios. Sonrisas de oro, vestidos de raso. Por su parte, los tunantes de ahora y estos años, modestamente, callan y buscan un lugar.

El asco es el primer principio de la moralidad futura.

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