Algunos días nos lastran el ánimo los más horribles y aciagos pensamientos. Tan negros ellos en su laborar martilleante, que no cesa, como el mensaje que nos entregan para hacernos sufrir. Quisiera el alma volverse un desierto de hielo y que así no pudiera respirar, y dormir. Son estados de ánimo oportunistas, hasta oportunos según lo vivido estos días; y constituyen una terrible tentación que debemos superar, una insoportable intromisión continua en nuestra mente que tenemos que atajar.
No hay nada de egoísmo en esa visión oscura, de veras. Soportamos un mundo aparte de nosotros, pero ¿qué sería de nosotros en un mundo sin ellos, los necesarios?
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Léopold Sédar Senghor.
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