31 de diciembre de 2010

Cortes & Graena, IV

De la mayor parte de lo que escribo no soy capaz de dar una razón medianamente cabal. Ni aunque haya transcurrido poco tiempo. ¿Me asiste una voluntad estrafalaria a la que le gustan las proposiciones en busca de un sentido?

¿Qué margen hay hasta la claudicación de la sintaxis- del sujeto?

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