Una de las reglas de la conversación, si se pretende que ésta rinda fruto, debería consistir en la especificación de los límites emocionales que no se pueden, de ninguna manera, rebasar. Esto lo percibimos, aquí o allí, en las opera platónica. Una puntada erótica, sin embargo el hilo dramático sigue ¿¿siendo el mismo discurso??- filosófico.
Si el diálogo ha de rendir fruto, en Atenas o si uno mismo es un modesto buscador del oro de los días.
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